ALEGRÍA EN LA VEJEZ: DEJAR LOS TESOROS A SALVO
He
dedicado gran parte de mi vida a desarrollar conocimientos y
compartirlos en cursos y libros: de filosofía, de economía, de
ciencia de la historia y de la política. También a través de
novelas y pequeñas obras en otros medios de expresión escrita y
audiovisual. Hasta hace poco tiempo, muy poco me preocupé de que mis
obras fuesen publicadas y difundidas. Me asistía la convicción muy
personal, de que mi tarea era expresar en obras teóricas y aplicar
en iniciativas prácticas, el pensamiento y el conocimiento que iba
aprendiendo, descubriendo y elaborando en mi camino de búsqueda y en
mis experiencias sociales e interiores. Y me satisfacía pensar que
iba creando una obra valiosa, que por su valor intrínseco podría
sobrevivir al tiempo y a la muerte.
Pero
habrán notado mis amigos y conocidos, especialmente en las redes
sociales, que desde hace algún tiempo me estoy empeñando en dar a
conocer, difundir y promover la lectura de mis libros y escritos. Es
algo que no me gusta hacer, que no sé realizar bien, y que no
responde a ningún interés económico. Tiene que ver, eso sí, con
el valor que atribuyo a mi obra, y a mi convicción de que estos
libros y escritos sirven bastante a quienes se animan a leerlos y
estudiarlos.
Nietzsche
lo explica mejor de cuanto yo pueda hacerlo, en su
libro Humano, Demasiado Humano, Nos. 208 y 209, por lo
que le dejo la palabra.
“EL
LIBRO SE CONVIERTE CASI EN UN HOMBRE
Para
todo escritor es una sorpresa siempre nueva que su libro, en cuanto
se separa de él, continúe viviendo con vida propia. (…) Tal vez
lo olvide casi por completo, tal vez se eleve por encima de las
concepciones que depositó en él, tal vez incluso no vuelva a oír
nunca más de él y pierda el impulso con que volaba cuando concebía
ese libro; sin embargo el libro se busca lectores, inflama
existencias, proporciona felicidad, espanto, engendra nuevas obras;
se convierte en alma de principios y de acciones. En una palabra,
Vive como un ser dotado de espíritu y de alma; y, sin embargo, no es
un hombre. El destino más afortunado que le ha tocado en suerte al
autor cuando, siendo ya viejo, pueda decir que todo lo que en él
había de ideas y de sentimientos creadores de vida, fortalecedores,
edificantes, esclarecedores, vive aún en sus obras, y que él mismo
ya no es más que la ceniza gris, mientras que el fuego se ha
conservado y se ha propagado por todas partes.
ALEGRÍA
EN LA VEJEZ
“El
pensador, y también el artista, que ha puesto y resguardado lo mejor
de sí mismo en sus obras, siente una alegría algo maligna cuando ve
que su cuerpo y su espíritu son quebrantados y destruidos lentamente
por la acción del tiempo. Es como si, escondido en un rincón, viese
a un ladrón afanarse tratando de abrir su cofre de caudales,
sabiendo, él, que el cofre está vacío, y que todos sus tesoros
están ya a salvo”.
Debo
sin embargo agregar y precisar que "dejar el tesoro a salvo"
no se cumple por el hecho de poner los libros en Amazon y dejar otras
obras en portales y Blogs. Ahí permanecen, es cierto, más o menos
resguardados; pero sólo como posibilidad de que sean efectivamente
"salvados".
Las
obras de pensamiento quedan de verdad a salvo sólo en la
medida que estén disponibles en muchas casas, bibliotecas, librerías
y entidades académicas; y sobre todo, en cuanto sean leídas,
conocidas en su contenido, trabajadas y consideradas como material en
nuevas obras de otros autores, integradas de algún modo a la vida de
personas y organizaciones, y en que lleguen a formar parte de la
cultura social. Como dice Nietzsche, que los libros "engendren
nuevas obras y se conviertan en alma de principios y de acciones".
Y que el autor "siendo ya viejo, pueda decir que lo que
había puesto en ellos de ideas y de sentimientos creadores de vida,
fortalecedores, edificantes, esclarecedores, vive, y que el fuego se
ha conservado y propagado por muchas partes".
Pienso
y siento que esto está apenas comenzando, por lo que mi tesoro no se
encuentra todavía enteramente a salvo. Pero eso ya no depende de mí.
Luis Razeto
Comentarios
Publicar un comentario